(Superman II, 1980)
29 de mayo de 2022
Querido diario:
Ayer te comenté mi intención de ver completa la saga de Superman y mis impresiones sobre la primera parte, tras su enésimo visionado. En esta especie de maratón, hoy me he puesto al día con la segunda entrega.
A diferencia de la primera, esta segunda parte solo la había visto una vez..., y tampoco en el cine. Fue en un pase por televisión, un lejano primero de enero de 1988. Eran aún aquellos tiempos en que TVE aprovechaba las festividades importantes del calendario para programar algún título más "especial", generalmente dirigido al público joven e infantil.
Al ponerme al día, mi sorpresa ha sido descomunal al descubrir que, desde 2006, existen dos versiones de "Superman II", con muy notables diferencias (y resultado) entre ellas. No, no se trata de añadir una escenita o dos y alargar otra para tener... "el montaje del director" (leer con tono rimbombante). Se trata de cambios más significativos. Para entender esto, hay que conocer un poco la génesis de estos dos clásicos.
LA GÉNESIS
Resumiendo lo que ya te comenté al hablar de "Superman", ésta nació gracias a dos productores,
Alexander Salkind e Ilya Salkind, que compraron los derechos, contrataron como guionista a Mario Puzo y a Richard Donner como director, e iniciaron el rodaje de las dos partes simultáneamente. Los retrasos en el rodaje y los gastos, disparados respecto al presupuesto inicial, tensionaron la relación entre director y productores, quienes le obligaron a terminar la primera parte y aparcar el rodaje de la segunda (de la que ya había rodado un 70 %). Además, contrataron al director Richard Lester
como interlocutor entre ellos y Donner.
Cuando los Salkind retomaron "Superman II", Richard Donner ya había sido despedido. Varios miembros del equipo se negaron a participar en la secuela tras dicho despido. Los que sí lo hicieron lo echaron bastante de menos: Donner era mucho más cercano y sabía crear una familia a su alrededor durante el rodaje y fuera de éste, mientras que su sustituto era un director que llegaba, daba las órdenes oportunas y se largaba al acabar su jornada.
Desde el principio, Richard Lester fue el encargado de la secuela. Los Salkind ya habían trabajado antes con él en una versión de "Los tres mosqueteros" y su secuela "Los cuatro mosqueteros", adaptación, claro está, de las dos partes del clásico de Dumas. Los Salkind apreciaban de él su eficacia para adaptarse al calendario y los plazos de rodaje y ajustarse al presupuesto. Justo lo que necesitaban, que no tiene uno edad para más sustos.
Pero claro, ya tenían cerca del 70 % del material. Por supuesto, Lester aprovechó gran parte del mismo, pero, con ayuda de los guionistas, introdujo ciertos cambios en el guion original para adaptarlo a sus ideas, gustos... o necesidades. Entre dichas "necesidades" estaban la de poder ser acreditado como director: para ello tenía que haber dirigido la mayor parte del material. Por eso, tuvo que rodar un inicio completamente diferente y un final alternativo al ya existente, así como algunas otras escenas. Otra de las necesidades venía impuesta porque Marlon Brando se negó a aparecer en la secuela y hubo que rehacer toda la parte en que volvía a hablarle al chiquillo. En definitiva, Lester desechó varias escenas ya rodadas, filmó otras nuevas para sustituirlas y terminó de rodar todo lo que faltaba. De este modo, Lester pudo firmar en solitario como director, a pesar de que buena parte de la película no era suya.
LA PELÍCULA
"Superman II" comienza en París. Lois Lane (Margot Kidder) está cubriendo la noticia de unos terroristas que han puesto una bomba atómica en un ascensor de la torre Eiffel. Superman acude raudo y más veloz que el Concorde y, tras salvarla, lanza el ascensor al espacio. Casualmente, la bomba explota cerca de la Tierra justo cuando pasaba por allí la zona fantasma, esa extraña prisión en la que estaban encerrados los tres sublevados de Krypton, condenados por traición por el Consejo y el propio Jor-El (padre de Superman) justo antes de la destrucción de su planeta. La explosión libera al malvado general Zod (Terence Stamp) y sus dos secuaces, Ursa (Sarah Douglas) y Non (Jack O'Halloran). Al verse liberados, se dirigen a la cercana Tierra usando sus poderes (que son los mismos que los de Superman, al ser del mismo pueblo). En la Tierra, Lex Luthor (Gene Hackman) se fuga de la cárcel gracias a la ayuda de la señorita Teschmacher (Valerie Perrine) y viajan al polo buscando la fortaleza de Superman, donde el superdotado Luthor se entera de la existencia de los tres villanos de Krypton y lo relaciona con las cercanas señales detectadas por un aparato que inventó para localizar a Superman. Entre tanto, Lois y Clark son enviados a cubrir una noticia en las cataratas del Niágara.
La aparición de Superman para rescatar a un niño, hace que Lois sospeche, aún más, de la doble personalidad de Clark. Ya en el hotel, Clark cae en una chimenea sin sufrir daños, revelando así su secreto a Lois. Superman lleva a Lois a su fortaleza donde, tras una romántica noche, acepta sacrificar sus poderes para iniciar una relación con ella. De regreso a Metrópolis, descubren que Zod y sus acólitos dominan la Tierra y se han aliado a Lex Luthor para enfrentarse a Superman, de quien Zod quiere vengarse al conocer que su padre fue su carcelero. Arrepentido de su error, Superman busca ayuda de nuevo en su guarida, recupera sus poderes y regresa a Metrópolis para entablar una encarnizada lucha con Zod, Ursa y Non. Fingiendo su derrota, los guía al
polo para despojarlos de sus poderes.
"Superman II" es una muy digna secuela. A pesar de los cambios introducidos, se nota la continuidad existente entre las dos partes. Los personajes que ya estaban en la primera, repiten en la segunda (salvo Marlon Brando) y los actores vuelven a brillar en sus papeles como ya hicieron en el original: la química entre Christopher Reeve y Margot Kidder sigue existiendo (quizá no era necesario el numerito del vuelo, otra vez); Gene Hackman destaca de nuevo como villano llevando la parte cómica de la función y la película sube cada vez que aparece; Terence Stamp llama también la atención en su papel de supervillano, al que no pudo sacar partido en la primera parte por su reducida intervención.
El argumento también enlaza relativamente bien con la primera parte: los supervillanos eran personajes episódicos en el original, pero allí se nos explicó su origen, para hacerlos protagonistas en la secuela. La guarida que permitía la comunicación de Superman con sus fallecidos progenitores sigue existiendo y es clave en el desarrollo de la segunda parte. La historia de amor evoluciona y se mejora con la decisión que Superman debe tomar y las dudas que ello le genera. Lex Luthor comienza la película en la cárcel, donde fue encerrado al final de la primera parte. Sus ayudantes siguen siendo los mismos, aunque aquí se opta por abandonar al personaje de Otis (Ned Beatty), a quien el propio Luthor impide fugarse cuando ve que el globo en el que huye no puede con su peso. Es decir, las líneas maestras de la historia son las que son y ya estaban perfiladas desde el inicio.
Sin embargo, hay ciertos detalles que no terminan de encajar tan bien y resultan algo chocantes o, al menos, extraños. Uno de ellos es el arranque del film: ¿Por qué empieza en París? ¿Cómo es posible que en el Daily Globe se enteren por las noticias de que hay un grupo de terroristas en la torre Eiffel y a Lois le dé tiempo a ir al aeropuerto, tomar el avión, llegar al aeropuerto, llegar a la torre y subirse al ascensor (por supuesto, sin que la vean), y los terroristas siguen en las mismas? ¿Qué hacen? ¿A qué esperan? ¿A que llegue Superman y aborte sus planes? ¿De dónde han sacado una bomba atómica, nada menos? ¿Por qué la ponen en un ascensor? ¿Pensaban escapar de la acción de la bomba? Poco pensada esta escena.
Otras escenas más chocantes aún son las conversaciones de Superman en su guarida. En la primera parte, todas las que mantiene y toda la instrucción que recibe viene de su padre, Jor-El. De repente, llegamos a la secuela y solo se comunica con Lara, su madre. ¿Dónde está papi? ¿Comunica? ¿Por qué mami no quiso saber nada del chiquillo en el primer capítulo? No hay explicación por ningún sitio. La coherencia a tomar viento.
Un detalle menor, pero también llamativo es que, en una conversación en el hotel de Niágara, Clark y Lois hablan de las sospechas que Lois tiene sobre la doble identidad de Clark, y mencionan que ésta se lanzó desde la ventana de la redacción para que Clark la rescatara. Primera noticia que tenemos, y ahí se queda.
Pero, sin duda, el mayor exceso del guion es cuando Superman, ya desprovisto de sus superpoderes, regresa a su guarida, con la intención de recuperarlos, ¡¡y vuelve de nuevo con ellos!! ¿Cómo es posible? ¿No nos han dicho unos minutos antes que la pérdida de superpoderes es irreversible? Nula explicación. A pasar por el aro.
¡La última, la última! Nos descubren un nuevo poder de Superman: si te besa de una determinada forma, te borra la memoria. (Debe ser algún componente kriptoniano de la salivilla, que inhibe determinadas sinapsis neuronales). De ese modo, consigue que, al final, Lois vuelva a olvidar su doble identidad.
Aparte de esas "licencias" de guion, una de las cosas que más me molesta es cómo echar a perder una escena importante por un capricho o idea errónea del director. Para mí, una de los mejores conceptos de esta secuela es que se pone al hombre de acero en serias dificultades, haciendo que su adversario tenga exactamente sus mismos superpoderes. ¿Cómo va a vencerle? Mejor aún. Vamos a hacer que sea una pelea desigual: tres contra uno. Evidentemente, como espectadores esperamos un combate épico. Más difícil todavía. Que ese épico combate suceda en mitad de una gran ciudad como Metrópolis, con muchas potenciales víctimas inocentes, a las que Superman trata de impedir que sufran daño alguno. El tres contra uno queda aún más desequilibrado, porque los supervillanos descubrirán, encima, su talón de Aquiles. Pues ese épico combate queda totalmente arruinado, porque el director se empeña en hacer numerosos gags humorísticos de ciudadanos sufriendo todo tipo de contratiempos a consecuencia de los superpoderes de los cambatientes: cabinas de teléfono que se tumban con el señor dentro que sigue intentando hablar, personas agarradas a su paraguas que se vuela por un supersoplido, etc. No. Claramente no era el momento del humor. Me acaba de jorobar usted la escena que estaba esperando durante toda la película. Merecería usted, juicio sumarísimo y ser fusilado, dos veces, al amanecer.
A pesar de esos aspectos negativos, como digo es una secuela digna, en la que prácticamente todos los aciertos de la primera parte vuelven a estar aquí presentes. El nivel baja un poco respecto a la predecesora, como consecuencia de unos cambios impuestos en el guion que no han sido los más acertados, pero que no anulan lo esencial.
Que la película podía haber sido mejor, lo pone de manifiesto la versión de 2006. ¡Pero esa es otra historia!
Calificación: 7/10
Recomendación: Para disfrutarla solo como un niño puede hacer.
Dirección: Richard Lester
Nacionalidad: Estados Unidos/Gran Bretaña/Canadá
Género: Ciencia-ficción
Duración: 127 minutos
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